Tras los bombardeos de las fuerzas europeas de la operación Atalanta, en la operación antipiratas en aguas de Somalia, en la región de Haradhere, los pescadores de la zona protestan por las consecuencias que tienen estos actos para ellos.
“Los piratas se disfrazan con frecuencia de pescadores. Sus embarcaciones son las mismas que usamos para pescar, con la diferencia de que nosotros no estamos armados”
Esta es una declaración a la prensa hecha por un pescador de la región de Haradhere, en Puntland.
Los pescadores lamentan que durante la incursión de las fuerza europeas también sus embarcaciones fueron destruidas, y las consecuencias para su economía son desastrosas. También lamentan los pescadores que desde que las autoridades europeas han manifestado su intención de hacer frente al fenómeno de la piratería de una manera enérgica, son muchos los pescadores que no se hacen a la mar por miedo a verse envueltos en los bombardeos.
Lanzan, los pescadores, una pregunta simple y evidente: ¿Quién va a pagar el precio más alto por garantizar un paso seguro por las aguas somalíes a los buques europeos y occidentales?
Que se destruyan los barcos de los pescadores, para las autoridades occidentales puede ser un daño colateral, pero para la población local es su método de supervivencia.
Por no variar, a nuestras autoridades le importa bien poco como afectan sus actos a la supervivencia de la población de estos países.
Así va el mundo.
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