Según comunica la Agencia Fides, con 225.000 niños trabajadores, sobre todo niñas entre 5 y 17 años de
edad, el trabajo infantil, una forma de esclavitud moderna,
desgraciadamente es una práctica muy común en Haití y está aumentando
desde que el terremoto azotó la isla, dejando tras de sí más de 200 mil
muertos.
Según los últimos datos facilitados por la Organización
Internacional del Trabajo (ILO), en Haití 1 de cada 10 niños son
víctimas del peor sistema de trabajo forzado.
En el origen de este fenómeno se encuentran los padres que envían a sus hijos a vivir a la ciudad con familiares, que están mejor económicamente, esperando que así puedan ir a la escuela y vivir mejor. Desafortunadamente, estos niños se han convertido en los esclavos del mundo actual, con un promedio entre diez y catorce horas de trabajo al día en el servicio doméstico, y en algunos casos, incluso explotados sexualmente.
En lenguaje criollo estos niños son llamados restavek, y
con ellos, también ha aumentado el número de “intermediarios” utilizados
para el reclutamiento.
El sistema de los restavek es sin duda la forma
más grave de trabajo forzoso infantil de Haití y continúa empeorando.
Las víctimas son invisibles y vulnerables a todas las formas de
explotación posibles.
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