Información de la Agencia Misna.
En Mopti, el último importante bastión de
las fuerzas gubernamentales en Mali antes de entrar en la extensa
región norteña controlada por los rebeldes, Valerie Amos asistió ayer a
la partida de algunas embarcaciones cargadas de ayudas humanitarias,
con rumbo norte por el río Níger. En su primera visita a Mali, la
vice-secretaria general de la ONU para asuntos humanitarios pudo
percibir personalmente el terrible conjunto de consecuencias causadas
por el conflicto del norte, la sequía que afecta actualmente a todo el
Sahel, y el aumento de los precios de los alimentos.
“En los últimos dos días –dijo Amos– he
tocado con la mano los efectos de una terrible emergencia alimentaria
que actualmente está afectando a 4,6 millones de personas en Mali”.
Después recordó a los 440.000 refugiados y desplazados que han huido de
sus casa por el conflicto del norte que comenzó en enero pasado. La
funcionaria de la ONU manifestó su esperanza de un regreso de la paz y
la estabilidad para permitir que la gente vuelva a sus casas y que las
ayudas lleguen donde sean necesarias: “Un número significativo de
personas no está recibiendo ayuda -agregó– porque muchas zonas son
demasiado peligrosas para las organizaciones humanitarias y sus
trabajadores”. El precio más elevado de esta situación la pagan los
niños: “Hay demasiados menores a los que no logramos llegar por que no
tenemos los fondos necesarios para extender las operaciones de socorro”,
concluyó Amos, haciendo un llamado a la comunidad internacional para
que no se olvide de Mali.
A partir del pasado 17 de enero varios
grupos armados activos en el norte tomaron progresivamente el control de
una amplia zona en la que se encuentran las ciudades de Gao, Kidal y
Timbuctú, equivalente prácticamente la mitad norte del país. Esta
ofensiva se vio facilitada también por un golpe de estado militar que el
22 de marzo destituyó al presidente Amadou Toumani Touré. Desde
entonces, mientras los grupos rebeldes consolidaban su situación en el
norte y resolvían las rivalidades entre sí, comenzó en el sur una lenta
fase de transición mediada por los demás países de la región. El
gobierno de unidad nacional que asumió pocas semanas atrás aún está
evaluando la posibilidad de recurrir a la opción militar para retomar el
control del norte del país, o bien el recurso a las negociaciones.
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