Las últimas informaciones de la ONU advierten de que Yemen está sufriendo una tremenda crisis alimentaria.
Los datos oficiales que facilita el estado, avalados por la ONU, indican que un 43% de los niños del país están por debajo del peso recomendado, y unos 750.000 niños menores de 5 años padecen malnutrición, siendo ésta la principal causa de mortandad infantil en Yemen.
Están saltando todas las alarmas, ya que cabe la posibilidad, cada vez más real, de que la situación desenboque en una catástrofe humanitaria similar a la de Somalia. Y la ONU advierte que, durante este año, medio millón de niños pueden morir debido a esta falta de alimentos.
Varios son los motivos que han conducido a esta lamentable situación:
Los conflictos políticos de los últimos meses. El hecho de que tan sólo un 2,5% de la tierra es cultivable,de lo que se deriva que tienen que importar el 90% de los alimentos. El deterioro generalizado de los servicios sanitarios básicos. Un 40% de la población que cobra menos de dos dólares diarios...
Actualmente Yemen es, tras Afganistán, el país con mayor tasa de malnutrición, que afecta a un tercio de los habitantes del país.
Como suele pasar en estos casos, infelizmente, los llamamientos de la ONU tienen poco eco en la comunidad internacional. Sobre todo en los gobiernos occidentales, especialistas en mirar hacia los países en vías de desarrollo cuando van a sacar algún beneficio, y en mirar para otro lado cuando no se perciben ganancias económicas.
Esta actitud de nuestros gobiernos descansa, en gran parte, en el hecho de que la opinión pública no suele estar al tanto de estas dramáticas situaciones. Los medios de comunicación dedican espacios mínimos, si es que lo hacen, a este tipo de noticias. Y la sociedad no reacciona porque no conoce los hechos.
Desde aquí animo a que no perdamos de vista la situación de los otros pueblos del mundo.
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