Informaba en posts anteriores de la situación de desplazamiento a la que se ven obligadas miles de personas en Malí.
Los enfrentamientos entre el ejército gubernamental y los rebeldes Tuaregs, que han comenzado en enero de este año, son el motivo.
Hasta ahora la gente se estaba desplazando dentro del propio país, o hacia el sudeste de Mauritania, como informaba anteriormente, ( Entra aquí para ver la noticia )
Pero también hay unas 20.000 personas que ya se han desplazado al norte de Burkina Faso. Y se espera la llegada de miles de personas más durante las próximas semanas.
Los recién llegados o bien van prácticamente con lo puesto, o son nómadas que llevan su ganado.
Las zonas de acogida, ya pobres de por sí, llevan sufriendo una gran sequía desde hace meses, ya que en la estación de lluvias apenas ha habido precipitaciones.
Esto implica que tanto el alimento como el agua son muy escasos, y no dan para atender las necesidades básicas ni de la población local ni de los refugiados y su ganado.
Debido a esta situación precaria es muy fácil que, por un lado, comiencen a estenderse enfermedades, y por otro lado, aparezcan conflictos entre las distintas comunidades.
Las asociaciones humanitarias que trabajan en la zona ya están dando la voz de alarma ante una situación que, lejos de mejorar, puede llegar a convertirse en realmente crítica.
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