Se encuentran en situación de emergencia las escuelas de Ida, campo de refugiados de Sudán del Sur donde todos los días siguen llegando niños, mujeres, ancianos y familias completas que huyen de la guerra en los Montes Nuba, del otro lado de la frontera con Sudán, según contó a la agencia MISNA Teresa Ongaro, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
“A pesar de que en el campo ya viven 70.000 personas, hasta ahora, por razones de seguridad, no se ha podido garantizar el derecho a la educación” dijo Ongaro. Ida surgió de la nada el año pasado, después de la reanudación del conflicto en los montes Nuba, una región bajo la soberanía de Jartum pero que en gran medida es controlada por rebeldes del Ejército de Popular de Liberación de Sudán-Norte (SPLM-N). Ongaro señaló que el ACNUR desea reubicar a los refugiados en dos campos lejos de la frontera, localizados también en la región sursudanesa de Unidad. Hace un año, una bomba lanzada por un Antonov de la aviación sudanesa cayó en un edificio dentro el campo y sólo por casualidad no hubo víctimas.
No sólo el ACNUR habla de una situación dramática: Hamad Mamur Albash, coordinador de algunos proyectos educativos en el campo, dijo a las radios católicas de Sudán del Sur que hacen falta libros y maestros para atender a 7.000 niños por lo menos. Ongaro reiteró que la ONU no tiene intención alguna de abrir escuelas en Ida: “El desafío es trasladar a los refugiados, pero hasta ahora convencerlos de volver a partir ha sido muy difícil” dijo
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