La organización Cáritas, que atiende en Malí a unas 100.000 personas afectadas por la crisis alimentaria, ha tenido que abandonar algunas de sus posiciones en el centro del país, debido a las persecuciones por parte de los rebeldes islámicos, según informan fuentes de la Agencia Fides y de Caritas Internationalis.
Cáritas Malí distribuye, principalmente, maíz, mijo, arroz y sorgo entre la población.
La delegación de la asociación caritativa en la ciudad de Gao ha sido destruida hace dos días, cuando los rebeldes Tuareg del Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), han tomado la ciudad, junto con el grupo rebelde islamista Ansar Edine, vinculado a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). La ciudad está ahora en manos de los rebeldes, ya que el ejército la ha abandonado.
Los miembros de Cáritas han huido, alertados de que los islamistas estaban buscando a los cristianos para asesinarlos.
Los miembros de la comunidad cristiana de Gao que permanecen en la ciudad, unos 200, están escondidos para proteger sus vidas.
Sacerdotes y misioneros también se han tenido que poner a salvo, sabiendo que son objetivo prioritario de los grupos islámicos radicales. Una misión y una iglesia ya han sido destruidas.
El secretario general de Cáritas Malí, D. Theodore Togo, informa de que se han visto obligados a suspender la asistencia humanitaria tanto en Gao como en Mopti, para salvaguardar las vidas de los voluntarios, pero que continúa en el resto del país.
Desde Cáritas Níger también se está atendiendo a los desplazados de Malí que huyen de los enfrentamientos.
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