“En Nigeria siguen disparando y muriendo”, ha declarado monseñor Malachy Goltok, obispo de la diócesis de Bauchi (noreste), en respuesta a una pregunta sobre un cese del fuego anunciado hace un mes por un comandante de Boko Haram, según informa la agencia Misna.
Las noticias que llegan desde el norte de Nigeria, bastión del grupo islamista y su facción disidente Ansaru, no son alentadoras. Ayer en la ciudad de Maiduguri, capital del estado de Borno, la explosión de una bomba que fue arrojada contra una patrulla militar provocó tres víctimas. El sábado por la noche, en una pequeña localidad del estado de Bauchi, un comando atacó un cuartel y prisión y mató a 12 policías. La incursión concluyó con el secuestro de siete técnicos extranjeros (un italiano, un británico, un griego y cuatro libaneses) que trabajaban en una obra de una empresa constructora. “El secuestro es el primero de esta magnitud en mi diócesis, pero es el más reciente de una serie, teniendo en cuenta otras zonas del norte de Nigeria” dijo el obispo.
Monseñor Malachy Goltok |
El secuestro fue reivindicado por Ansaru, un grupo que tiene vínculos con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y otras formaciones activas en la región del Sahel. Ansaru no adhirió al cese al fuego anunciado a finales de enero por un comandante de la facción de Abubakar Shekau, quien es considerado el mentor de algunos de los ataques más graves reivindicados hasta ahora por Boko Haram contra cuarteles, oficinas del gobierno, iglesias y partidarios del Islam moderado.
La tensión es particularmente alta en Maiduguri, corazón del noreste de Nigeria, donde el grupo se fundó y está más radicado. Según un portavoz del ejército, en la ciudad ayer se distribuyeron folletos en los que se afirma que Shekau no declaró ningún cese del fuego y que Boko Haram no quiere tratar con el gobierno. Esta semana, la presidencia de Nigeria desmintió una reconstrucción periodística, según la cual el gobierno estaría dispuesto a conceder la amnistía a los líderes del grupo en caso de que “renunciaran a los ataques”. Según el obispo de Bauchi, en teoría, el secuestro ocurrido en su diócesis o el secuestro de siete ciudadanos franceses, que fueron capturados el martes justo al otro lado de la frontera con Camerún, podrían ser una represalia por la intervención militar de Francia contra grupos armados islamistas en el norte de Malí. Sin embargo, el problema Boko Haram lo considera, ante todo, nigeriano. Entre las exigencias impuestas por la facción de Shekau para extender la tregua e iniciar negociaciones está la liberación de todos sus compañeros encarcelados.
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