Hace pocos días, el Tribunal Especial para Sierra Leona (TESL) ha condenado a 50 años de
cárcel al ex presidente de Liberia Charles Taylor, declarado culpable de
crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos durante la guerra civil que asoló a ese país africano entre 1991 y 2002.
El padre Gerardo Caglioni, misionero javeriano con una larga experiencia
en Sierra Leona, ha enviado a la Agencia Fides su análisis sobre la
situación en Sierra Leona:
“Con la condena de Charles Taylor, se ha hecho justicia, pero sólo en parte. Sierra Leona, que hace unos años fue golpeada por la guerra civil, sin duda ahora puede realizar un suspiro de alivio. Es cierto que otras partes interesadas, - individuos o comunidades - también deben recibir una sanción ejemplar, pero algo de sustancial debe regresar a las víctimas de tantas atrocidades.
Durante casi once años, el país ha sido saqueado y sacudido por guarniciones diabólicas que lo han lacerado con todo tipo de violencias y abusos. Gran parte de la población ha sido desplazada a tierras diferentes de las suyas, edificios y actividades de la comunidad han sido destruidas o dañadas, hasta el punto que la economía local se ha visto prácticamente acerada. Sierra Leona es un país muy rico: posee materias primas, minerales preciosos que se pueden extraer en pocas naciones (rutilo, bauxita, hierro, oro, diamantes), madera preciada, pesca abundante y probablemente también petróleo. También el agua, para la producción de electricidad, es abundante en diferentes partes del país. Entonces, ¿por qué su población sigue siendo una de las más pobres del mundo? Se debe encontrar una respuesta adecuada y ofrecer una solución positiva a tantas personas.
La comunidad internacional ha hecho grandes cosas para poner fin a la guerra y restituir al país unas condiciones más humanas, después de la terrible “guerra civil” que ha sufrido. La ayuda internacional han remendado una buena parte del tejido socio-económico. Después de la guerra, la educación ha recibido un gran impulso (probablemente más en cantidad que en calidad) y los edificios destruidos han sido reconstruidos en gran medida y a menudo multiplicados. Se han abierto nuevas vías de comunicación y se han emprendido prometedoras iniciativas económicas. Por cuanto yo sé, el actual gobierno de Sierra Leona ha sido dinámico en muchos sectores estratégicos y de promoción económica.
Es importante llevar ante la justicia a los criminales de guerra (¡y de qué guerra!); pero también se debe perseguir la mejora económica, social, educativa y política de toda la población. De hecho, con la larga guerra civil, Sierra Leona ha sufrido males indecibles. Ahora, ciertamente necesita recibir una justicia más adecuada.
En esta reconstrucción de la posguerra, la Iglesia ha desempeñado un papel muy importante para Sierra Leona. Aún hoy, 11 años después del final del conflicto, debe continuar a ser un punto de unión entre los diferentes grupos étnicos y el fermento para el crecimiento en el país de la justicia y la paz. Por desgracia, este papel no siempre se ha podido desarrollar plenamente. He dicho que durante la guerra civil - y el período inmediatamente después del final de la guerra - las diócesis católicas han contribuido al renacimiento como protagonistas, haciendo de fuerza impulsora en todas las actividades de pacificación y de reconstrucción física y moral.
Tal vez hoy ya no es así y otros factores han intervenido en el equilibrio nacional y las fuerzas se han redistribuido en diferentes formas y dentro de equilibrios mutados. La Iglesia católica, enormemente misionera en los años anteriores a la guerra, ahora es totalmente africana y quizás busca una nueva visibilidad en el ámbito nacional. Tal vez algunos acentos locales la impiden actualmente jugar un papel de verdadero líder. Lo que espero es que la Iglesia, experta en humanidad, como había afirmado Pablo VI en las Naciones Unidas, continúe con el Evangelio a ser levadura en la masa y a dar impulso y vitalidad nueva a un país que reclama enérgicamente el renacimiento a una nueva vida después de la experiencia dolorosa y trágica de la guerra civil”
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