Ayer se produjeron, una vez más, atentados contras iglesias cristianas en Nigeria.
Los atentados se produjeron ayer a la mañana, a pocos minutos entre uno y
otro, en Kaduna y en la vecina ciudad de Zaria, en le norte del país.
Kamikazes a bordo de automóviles cargados de explosivos se lanzaron
contra los portones que protegían el ingreso de tres iglesias.
En Kaduna
fue atacada una iglesia pentecostal, mientras en Zaria los blancos
fueron un templo católico y uno evangélico. Según el periódico ‘This
Day’, los tres atentados causaron la muerte de unas treinta personas, y
habría unos 90 heridos.
En ambas localidades la ira suscitada por los
atentados desembocó en una cacería de musulmanes, en la que fueron
incendiados comercios, viviendas y mezquitas. Para detener la violencia
fue necesaria la intervención del ejército y la imposición de un toque
de queda.
Sor Kathleen McGarvey, de la congregación de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles, misionera que trabaja en Kaduna, ha declarado a la Agencia Misna que:
“No se puede identificar a los musulmanes con terroristas. Sería un error imperdonable, y significaría la victoria de quien quiere fomentar el temor”
Es preocupante la posibilidad de que la comunidad cristiana termine
identificando a los musulmanes con seguidores de Boko Haram, un grupo
armado de cuño islámico que en los últimos tres años ha reivindicado
muchos atentados en el norte de Nigeria. A este respecto la hermana McGarvey apunta que:
“Sería una injusticia, porque los musulmanes han sido también víctimas tantas veces de los atentados y denuncian el fanatismo de Boko Haram”.
Herido recibe atención en Kaduna |
Kaduna es la capital de un Estado en le norte de Nigeria en el que los
musulmanes son mayoría, pero al mismo tiempo los cristianos son parte
esencial del tejido económico y social. La convivencia entre quienes
pertenecen a las dos grandes religiones de Nigeria ya fue puesta a dura
prueba después de las elecciones presidenciales de abril del 2011,
cuando se produjeron enfrenamientos y represalias entre facciones que
causaron la muerte de unas 600 personas.
El dolor y la rabia por los
atentados de ayer se ven potenciados por las masacres que se produjeron
en Nigeria central y septentrional los dos domingos anteriores:
atentados contra templos cristianos en Jos y Bauchi habían causado la
muerte de 23 personas y numerosos heridos.
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