La ministra de Asuntos Exteriores de Ruanda, Dª Louise Mushikiwabo, ha mantenido conversaciones ayer en Kinshasa, R.D.Congo, con el ministro de Asuntos Exteriores de este país, sobre el conflicto que se vive en la provincia congoleña de Kivu Norte, según informa la Agencia Misna.
En las últimas semanas, las relaciones entre los gobiernos
de Kinshasa y Kigali se han vuelto cada vez más tensas a causa de la
presunta participación del vecino país en la nueva crisis que
desestabiliza el este del Congo.
El pasado 9 de junio, Lambert Mende,
portavoz del gobierno congoleño acusó al gobierno de Ruanda de
“pasividad u otra cosa peor”. En concreto, Kinshasa acusa a Kigali de
haber proporcionado armas y efectivos al nuevo ‘Movimiento del 23 de
marzo’ (M23) formado por ex-rebeldes integrados tres años atrás en las
Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC). Según
algunas fuentes, los amotinados estarían al servicio del general prófugo
Bosco Ntaganda, líder del Congreso Nacional de Defensa del Pueblo
(CNDP, un antiguo grupo rebelde tutsi), y sobre quien pesa una orden de
captura internacional del Tribunal Penal internacional de La Haya.
La ministra Mushikiwabo –que realiza una gira
diplomática que ya la ha llevado a Kampala, Dar-Es-Salaam, Buyumbura y
Luanda– calificó las acusaciones de “una enorme mentira que hace de
Ruanda el chivo expiatorio sólo para distraer la atención de los
verdaderos problemas internos congoleses”, y niega toda participación de
cualquier tipo en la reactivación de la violencia en Kivu del Norte.
Louise Mushikiwabo |
El Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas, por su parte, ha pedido la apertura de una “investigación
completa e imparcial” de los enfrentamientos y violaciones de los
derechos humanos en la turbulenta provincia congoleña. Al concluir el
viernes una reunión a ese propósito, los 15 países miembros del Consejo
han “condenado con firmeza” el amotinamiento del ‘M23’ y manifestaron su
preocupación por la inseguridad y por la situación humanitaria de
decenas de miles de personas desplazadas o refugiadas más allá de las
fronteras. El Consejo pidió además a los países de la región,
especialmente a los limítrofes, “un apoyo a Kinshasa” y que dejen de
“apoyar a algunos grupos armados que son al principal causa de
inseguridad y del deterioro de la situación humanitaria”, dice la
emisora congoleña ‘Radio Okapi’.
En el este congoleño la vida de los
civiles peligra no sólo por los enfrentamientos entre las FARDC y el
‘M23’, sino también por otros grupos que aprovechan el desorden y llevan
a cabo ataques casi diarios. En las últimas semanas cientos de civiles
han perdido la vida en las dos provincias de Kivu, a manos de los
milicianos ‘Mayi Mayi’ y de la rebelión hutu de las ‘Fuerzas
Democráticas para la Liberación de Ruanda’ formada en buena parte por
ruandeses que se refugiaron en el este del Congo después del genocidio
de 1994
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