Ahora más que nunca la cooperación entre
los países es crucial para hacer frente a la crisis internacional, ya se
trate de seguridad, de protección del medio ambiente o de la situación
económico-social: ese es el mensaje central de los discursos con los que
ayer se inauguró en Nueva York la 67ª sesión plenaria de la Asamblea
General de la ONU.
“Pocas veces el mundo ha tenido mayor
necesidad de permanecer unido”, dijo Vuk Jeremic, el nuevo presidente de
la Asamblea. “En base a esta conciencia debemos utilizar todos nuestros
recursos”.
El tema de la sesión, “la solución de las
controversias internacionales por medios pacíficos” ha marcado también
los otros discursos inaugurales. El secretario general de la ONU, Ban
Ki-moon, habló de “una fase de turbulencias, de transición y de
transformación” en la cual “el tiempo no está de nuestro lado”, en
referencia a problemas diferentes pero todos esenciales para el
desarrollo mundial. Entre ellos se destacan el gasto militar que consume
recursos esenciales para el desarrollo económico y las “consecuencias
cada vez más graves del cambio climático”.
En el discurso de Ban Ki-moon no faltaron
referencias a las revoluciones que sacudieron el mundo árabe, ni al
conflicto en Siria, donde “la violencia está fuera de control” y “se
continúan cometiendo violaciones brutales de los derechos humanos sobre
todo por parte del gobierno pero también de grupos de la oposición”. En
los párrafos dedicados al Medio Oriente, el secretario general de la ONU
destacó la centralidad de la cuestión palestina y reiteró que “la de
dos estados constituye la única opción posible”.
Además del presidente estadounidense
Barack Obama, también habló anoche la presidente de un país emergente,
cada vez más difícil de ubicar en la categoría de ‘sur del mundo’. Dilma
Rousseff, la jefa de estado del Brasil, puso en evidencia la necesidad
de relanzar la economía superando las recetas neo-liberales. Según la
presidente, “la opción por políticas fiscales ortodoxas ha agravado la
recesión en los países desarrollados, con repercusiones también para los
emergentes”. Por eso serviría un nuevo rumbo, tanto en materia de
políticas económicas como en el plano internacional. “Sin un refuerzo de
la cooperación entre los países miembros de las Naciones Unidas y de
organismos multilaterales como el G20, el Fondo Monetario Internacional y
el Banco Mundial –señaló Rousseff– no habrá una respuesta eficaz a la
crisis económica”.
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