Comienza hoy en Adís Abeba una nueva
ronda de negociaciones entre Juba y Jartum para tratar de poner fin a
las cuestiones que quedaron sin resolver luego de la independencia de
Sudán del Sur y que varias veces han estado al borde de causar un nuevo
conflicto entre los ahora dos países. El encuentro fue anticipado anoche
por un encuentro de un par de horas entre los presidentes Omar Hassan
Al Bashir (Sudán) y Salva Kiir Mayardit (Sudán del Sur). En el encuentro
de hoy estarán presentes –además de ambos presidentes– un reducido
grupo de asesores, el equipo de mediadores de la Unión Africana y el
primer ministro etíope Halemariam Desalegn.
Fronteras, tasas para el paso del
petróleo del sur por los oleoductos del norte, y el estatuto de la
región fronteriza de Abyei serán temas principales de la agenda de hoy y
de las próximas dos semanas, período previsto para las negociaciones.
En teoría, ya hoy ambos países deberían anunciar un acuerdo formal para
no ser alcanzados por sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Hasta el momento se ha mantenido la más
estricta reserva sobre los encuentros a puertas cerradas. La única
noticia que se filtró a la prensa y que no ha sido desmentida aún por
las partes, es la de un borrador de acuerdo sobre la región de Abyei.
Según la propuesta formulada por el panel de expertos africanos, el
estatus de la región petrolífera reivindicada por ambos países debería
ser sometido a referéndum popular en octubre del 2013.
La comunidad internacional propone además
una zona desmilitarizada a lo largo de la frontera de 1.800 kilómetros y
espera en breve la reanudación de la producción de petróleo, única
solución para evitar el colapso económico de ambos países.
En agosto, Juba y Jartum habían logrado
un acuerdo sobre las tasas por le tránsito del petróleo del sur por los
oleoductos del norte hacia los mercados internacionales. El desacuerdo
anterior sobre este tema era la causa que había llevado a la suspensión
de la extracción de crudo y la producción se debería reanudar desde el
próximo mes de diciembre. Sin embargo, el gobierno sudanés condicionó el
respeto del acuerdo al logro de un acuerdo imprescindible sobre la
seguridad interna: ambas partes se acusan mutuamente de apoyar a grupos
armados con el objetivo de desestabilizar a su adversario.
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