Los responsables de la Iglesia católica africana reunidos en
Kinshasa, capital de República Democrática del Congo, están
escandalizados por los desarrollos recientes que afectan al este del
país, y temen una nueva tragedia humanitaria, según informa la agencia Zenit.
Los presidentes de las
conferencias episcopales y los obispos presidentes de las organizaciones
de las Caritas nacionales en 34 países de África firmaron una
declaración que condenaba el conflicto que vio la ciudad de Goma caer en
manos de los "rebeldes del M23", el 20 de noviembre.
Los obispos africanos se expresan con una sola voz declarando:
"Estamos indignados y sorprendidos de comprobar que la guerra puesta en
marcha en el este de la República Democrática del Congo hace algunos
meses está extendiéndose y causando de nuevo un drama humano más
grande”.
Lo prelados africanos y las Caritas afirman que miles de hombres, de
mujeres y de niños, víctimas de la angustia de esta guerra que les es
impuesta, están desamparados y tirados una vez más sobre el camino en
una indigencia total en Goma y en sus alrededores.
Están a merced de las inclemencias, a merced del hambre, a merced de
la violación y de toda clase de abusos, incluido el reclutamiento de
niños. Esto constituye una ofensa a su dignidad de persona humana y de
hijos de Dios. "Los representantes de Caritas Goma consideran que los
últimos combates forzaron a cien mil personas a huir, muchos han huido
de sus campos y sus comunidades en busca de un lugar más seguro al oeste
del país”.
Oswald Musoni, Dir. de Cáritas en Goma |
Oswald Musoni, director de Caritas Goma afirma que "las oficinas de
Caritas están abiertas de nuevo y todo nuestro equipo está sobre el
terreno para evaluar las necesidades de las comunidades afectadas por el
conflicto”.“Hoy la situación en Goma es tranquila pero vivimos en la
incertidumbre de lo que mañana nos traerá".
Los obispos africanos declaran estar convencidos de que la cuestión
“no está ni en la guerra ni en la conquista, sino más bien en la
cooperación entre los pueblos y que la integridad territorial de la
República Democrática del Congo debe ser protegida y respetada por
todos”. “Con este fin --añaden--, consideramos que la explotación ilegal
de los recursos naturales, que es la principal causa de esta guerra,
debe acabar”.
Los obispos llamaron a la comunidad internacional a poner fin al
sufrimiento y la desesperación de la población civil en el este del
Congo. Consideran que la ONU, la Unión africana, la Unión Europea, el
gobierno congoleño, los gobiernos regionales afectados y las
multinacionales de extracción de minerales deben afrontar las causas del
conflicto a través del diálogo para poner fin al ciclo de la violencia.
Los responsables de decisiones en la Iglesia en África declararon:
"Los autores de esta violencia y esta destrucción deben ser llevados
ante la justicia”.
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