Fue reivindicada por los Talibanes la
mayoría de los atentados llevados a cabo en la vigilia de la cumbre que
reúne hoy a los líderes de los ocho países musulmanes emergentes,
conocida como ‘Cumbre D-8’, en Rawalpindi, en las afueras de Islamabad.
Estarán presentes entre otros el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad,
el indonesio Susilo Bambang Yudhoyono y el primer ministro turco Recep
Erdogan. La información la facilita la Agencia Misna.
Según las últimas informaciones, los diferentes hechos de violencia habrían causado decenas de muertos y heridos.
El atentado más grave se produjo
justamente en Rawalpindi, donde un atacante suicida hizo estallar un
chaleco explosivo al paso de una procesión de fieles de la minoría
chiíta, en inmediaciones de la mezquita de Qasr-e-Shabbir. La explosión
habría matado a por lo menos 23 personas y causó heridas a otras 60,
incluyendo a varios niños.
También se produjeron atentados en
Quetta, capital de la provincia de Baluchistan (suroeste), que sufre una
insurrección local; en Bannu y Shangla, en el noroeste del país, cerca
de la frontera con Afganistán; y en Karachi, la megalópolis meridional:
el saldo de estos últimos ataques eleva el total de muertos a 35 y el de
heridos a más de un centenar.
“Reivindicamos la responsabilidad por
todos estos ataques, menos del de Quetta”, dijo Ehsanullah Ehsan,
portavoz del ‘Tehreek-e-Taliban Pakistan’, movimiento Taliban que lucha
contra el poder central.
Los ataques se produjeron a pesar de las
rígidas medidas de seguridad impuestas con ocasión de la cumbre de
Rawalpindi y del mes de Muharram que inaugura el nuevo año según el
calendario lunar de la tradición islámica. Se prevén más tensiones
durante el fin de semana en Karachi e Islamabad en las que se han
convocado a manifestaciones callejeras
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